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Si bien los X-men siempre han formado parte de los bastiones más importantes de 20th Century Fox, y su universo cinematográfico basado en estos personajes, desde su inicio ha existido uno particular en el que ha recaído el peso de la franquicia, histriónicamente y comercialmente: Wolverine, el anti-héroe interpretado en la gran pantalla por Hugh Jackman, de una u otra manera se convirtió en el pilar del éxito de la saga y hasta un elemento irremplazable, hasta ahora.
Tal fue el éxito de Logan en los largometrajes originales (X-men, X-men 2, X-men 3: The Last Stand) que la casa productora de estos filmes decidió “revolver” un tanto más nuestras ideas al explicarnos más de Weapon X y el surgimiento del mutante que llegó a influir mucho más de allá de su presencia en historietas, donde el protagonismo era robado por otros como Cyclops, Iceman y hasta Phoenix. Por otro lado el desarrollo de películas como X-men Origins: Wolverine (2009) y The Wolverine (2013) dieron a Jackman un empuje todavía mayor, que inclusive influenció en el reboot realizado a la serie de hace poco tiempo con X-men: Days of Future Past (2014). No obstante, tantos proyectos amontonados también llevaron al personaje a una decadencia un tanto negativa que ahora concluye con Logan, buscando redimir a “Lobezno” y su legendario legado.
Logan se ubica en un futuro no tan lejano (el año 2029), mostrando un mundo sin mutantes, pero también sin esperanza. Ejemplo de ello es nuestro protagonista, quien a pesar de seguir con su característico y explosivo humor, hace evidente que después de los sucesos ocurridos en Japón hace algunos años, ya no cuenta con la misma habilidad, agilidad y claro, su innato talento auto-regenerativo que a tantas corporaciones les ha fascinado a través de los años. Wolverine se nota harto de sí mismo y de su vida como tal, despreciando hasta al aire que respira y reflejando una miseria pocas veces vista en él. Por otro lado, el Profesor X o Charles Xavier, adereza esta depresiva atmósfera con su decrépita existencia que inclusive le lleva a tener ataques que deben ser controlados o podrían resultar fatales para todos.
La historia del largometraje constantemente nos recuerda que esta es la última travesía de Logan y qué mejor manera de despedirle que presentándonos a X-23 -o Laura Kinney- una extraña niña que desatará el caos a través de toda la trama y sobre la que se construirán un montón de lazos que preferimos vean ustedes mismos. A pesar de que su director busca sorprender con algunos giros relacionados a la ya mencionada señorita, estos resultan un tanto obvios para quienes han leído los cómics basados en el personaje e inclusive insuficientes para los que no, al no sentirse tan orgánicos como deberían. Por otro lado, el apreciar el desarrollo de los nuevos personajes introducidos y la “evolución” de los viejos conocidos resultará satisfactorio para quienes hayan sido fanáticos de los Hombres X en los últimos años. La aventura que básicamente representa el miedo de muchos de enfrentar la realidad aquí se hace presente, al invitar a nuestro protagonista a seguir huyendo o simplemente seguir adelante con una nueva razón para resurgir de sus propias cenizas.
El enfoque oscuro otorgado a la secuela, que está excelentemente dirigida por James Mangold es posiblemente su mejor característica, al contar con la visión más “humana” de los pocos mutantes que aparecen, además de resultar natural y salvaje, además de grotesca. La acertada clasificación “R” (Clasificación “C” en México) logra que por primera vez la “Arma X” sea capaz de liberar su furia que todos conocemos por las historietas y en más de una ocasión observaremos escenas con mucha, mucha sangre, que además favorece también a las coreografías de combate que de igual manera gozan de un realismo esplendido. La fragilidad de nuestros tres personajes principales y su relación interpersonal será tal, que posiblemente logre sacarles algunas lágrimas a unos cuantos en momentos bastante específicos que no les vamos a spoilear.
Las actuaciones de Hugh Jackman (Logan), Pattrick Stewart (Charles Xavier) y Dafne Keen (X-23) son destacables durante todo el trayecto de aproximadamente dos horas y aunque esta última es realmente nueva en el mundo de la actuación, sorprende por su lenguaje corporal y gestos con los que se comunica. Los dos primeros, hacen gala de su amplia trayectoria y conocimiento de los personajes que interpretan y esto se nota en la continuidad que tienen en relación con su pasado y el cómo les ha venido afectando en el presente que los asfixia y deteriora su interior a cada nuevo paso que dan, cada decisión que toman y hasta cada momento que viven en compañía el uno del otro. Los demás miembros de este casting cuentan también con apariciones relevantes y aunque el “villano” no llega a tener el peso necesario para que la gente lo considere de esta manera, sí que dará muchos problemas con sus planes que se irán revelando poco a poco.
La acción para esta ocasión ha sido mejorada en su totalidad y si después de ver a Wolverine en censura durante X-men: Apocalypse, créannos que ahora saldrán totalmente satisfechos con ella, al ver posiblemente las mejores secuencias de la franquicia, nuevamente favorecidas por el cambio de clasificación que se vio influenciado por el éxito de Deadpool el año pasado. Y es que decir que son excelentes es insuficiente al tener momentos tan impresionantes como decapitaciones viscerales, heridas realistas y un montón de balas incrustadas en los cuerpos. Mi favorita, sin duda, involucra a Charles, Logan y Laura en un momento lleno de dramatismo y redención, que posiblemente quedará marcada en la memoria de todos los asistentes a su complejo favorito.
Otro punto fuerte en Logan es la atmósfera desolada y los escenarios fronterizos elegidos para filmar todos los hechos apreciados, que en conjunto con la banda sonora, logran transportarnos directamente a lo que estamos experimentando, convirtiéndolo en una experiencia audiovisual muy buena. Las tonadas melancólicas producidas en conjunto con el piano y las acuerdas, que de pronto se aceleran al ritmo de las persecuciones y culminan en tonadas tensas para hacernos notar que estamos dentro de un épico desenlace, sin duda recuerdan también a los mejores trabajos del compositor Marco Beltrami, conocido también por su labor en Hellboy y Scream.
En conclusión, Logan es un cierre bastante adecuado al papel de Wolverine interpretado por Hugh Jackman. A pesar de ser la mejor película en solitario de este querido mutante, resulta un tanto inconsistente en la trama que persigue, al no terminar de fortalecer los lazos emocionales entre personajes y dejar abiertas un montón de situaciones que parecieran sacadas de un universo totalmente alterno. Eso sí, las actuaciones de los tres protagonistas principales y su atmósfera lograda en conjunto con su banda sonora, convierten a esta película en un verdadero largometraje de culto que pasará a la historia, redimiendo la decadencia en que cayó la franquicia en sus últimas aventuras y dando al público un producto maduro, visceral y deprimente que seguramente no querrán perderse por nada.