100 Años de “La Tregua de Navidad”…y fútbol

Un día como hoy pero hace 100 años, se conmemoró uno de los eventos más históricos del mundo: La Tregua de Navidad”.

En Nochebuena de 1914, al sur de Bélgica y por orden expresa del Káiser, los soldados alemanes que luchaban en el primer invierno de la Primera Guerra Mundial, el cual decoraron sus trincheras con abetos iluminados que habían sido llevados expresamente al frente junto a raciones extras de comida y licores. Los soldados germanos comenzaron a entonar canciones de Navidad, la respuesta desde las trincheras enemigas fue la voz de los soldados británicos sumándose a las canciones.

Lo que pasó a la historia como “La Tregua de Navidad” comenzó así y siguió al día siguiente con un partido informal de fútbol entre alemanes y británicos, que según las crónicas surgidas de las cartas que los propios soldados enviaron desde el frente a sus hogares vencieron los germanos por 3-2 . Aquel especial capítulo ocurrió en Flandes pero este encuentro entre los enemigos se multiplicó en todos los frentes de Europa, demostrando la crueldad de los oficiales y el poco interés que tenían los soldados de matarse entre ellos.

tregua-de-navidad-1914Aquella noche, junto a la iglesia de Saint Martin, Ypres donde soldados de ambos bandos salieron a tierra de nadie con banderas blancas y el atrevimiento inicial de unos pocos acabó convertido en una verdadera confraternización entre todos ellos, regalándose mutuamente tabaco, comida, alcohol, cambiándo por utensilios para sobrevivir en la trinchera y brindando por una paz efímera.

De acuerdo a los testimonios de veteranos de guerra, a algunas cartas y fotografías, en la mañana del día 25 “apareció un balón, nadie sabe de donde, y se improvisaron unas porterías con maderas y piedras. En un abrir y cerrar de ojos ya habían organizados dos equipos, dos ‘selecciones’, que cambiaron los fusiles por el fútbol. Ganaron los alemanes por 3-2. O eso al menos es lo que cuenta la historia.

El oficial del ejército británico Alfred Dougan Chater escribió la misiva a su madre desde una fría trinchera del frente occidental hace ahora 100 años, en la que describe un acontecimiento recordado como un fugaz momento de humanidad en esta guerra que costó la vida a millones de personas en cuatro años.

“Escribo esto en las trincheras, en mi “refugio”, con un fuego de leña y un montón de paja (…), a pesar del duro y verdadero frío de Navidad”
 
“Creo que hoy he presenciado uno de los espectáculos más extraordinarios que nadie ha visto nunca. Hacia las 10 de la mañana, estaba asomado por encima del parapeto, cuando vi a un alemán agitando los brazos e inmediatamente a dos de ellos saliendo de su trinchera y acercándose a la nuestra”.
 
“Intercambiamos cigarrillos y autógrafos, y algunos tomaron fotos”

La paz se generalizó en todo el frente. Silenciados los cañones a lo largo de Europa, los ejércitos recogieron sus cadáveres para enterrarlos en funerales que hasta se celebraron conjuntamente y según algunas de las cartas que enviaron tanto alemanes como británicos creció la sensación, efímera, de que la guerra acabaría inmediatamente gracias a ese espíritu navideño.

Fue una ilusión que se apagó rápidamente. Cuando el alto mando de ambos ejércitos conoció esa tregua que que se multiplicaba intervino directamente para acabar con ella de inmediato. Se prohibió ningún tipo de acercamiento con el enemigo y se llevaron a cabo ejecuciones de participantes en la tregua como medida de castigo y de ejemplo.

Intentó evitarse que el caso fuera noticia en las capitales de los distintos países y por orden de los oficiales se confiscó durante meses la correspondencia de los soldados, sobre todo en el caso del ejército francés. Se quemaron fotografías y cartas y el gobierno inglés confiscó ediciones enteras de periódicos en que se trató el tema, aunque no pudo evitar la famosa portada del Daily Mirror en que aparecían soldados ingleses y alemanes posando juntos.

Aquí te dejo una recreación de una empresa de galletas que realizó acerca de “La Tregua de Navidad”.

 

El fútbol se unió al espíritu navideño para acallar a los cañones y fusiles. Fue una paz efímera de la que hoy se cumple un siglo.

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