Luego de un merecido descanso a la saga, Ubisoft ha vuelto a la carga con la que se ha convertido en su saga más exitosa a través de los años. El conflicto entre asesinos y templarios, que parecía haberse estancado, vuelve en la muy solicitada época vikinga en la que conoceremos a Eivor… Y muchos sorpresas más. ¿Estará a la altura de las más exitosas entregas de la franquicia?
Assassin’s Creed: Valhalla nos transporta a una de las temáticas más deseadas por los fanáticos de la historia: La conquista y expansión vikinga, que a pesar de contar con un montón de cuentos, películas y hasta series al respecto, en esta ocasión nos permite vivir los hechos al ponernos en los zapatos de Eivor Varinsdottir, quien ya sea en femenino o masculino, logra una empatía con el jugador que – al menos en mi caso – no sentía desde que vimos a Ezio.
Si bien, en las pasadas dos entregas de esta renovada trilogía que alcanza su cúspide en el Valhalla, literalmente, nos adelantaban renovadas mecánicas combinadas con un apartado histórico más que pulido, para esta ocasión Ubisoft se ha ido completamente a los extremos y ofrece a los jugadores una verdadera oda a la querida cultura nórdica, sus creencias, Dioses, eventos importantes y hasta reconocidos personajes; todo ello conjuntando el que podría convertirse en el mejor Assassin’s Creed de todos.
La historia, como ya sabemos, se nos va a contando de poco en poco y para descubrir la razón de nuestro existir, deberemos finalizar una campaña sorprendente que desde sus inicios nos da destellos de grandeza y que en más de 60 horas de diversión, traición, misticismo y acción, logra un producto audiovisual bastante redondo como pocos. El llamado “mata lobos” se impone también como uno de los mejores protagonistas y, justo como la contraparte de nuestros protagonistas ubicados en el presente, querrás averiguar todo lo que hizo, las decisiones y que tomó y cómo es que llegó hasta ahí…
La cantidad de misiones es apabullante e inclusive abrumadora; todo el tiempo hay cosas por hacer, por aquí y por allá, y como todas las acciones que hagamos resultan relevantes para nuestro progreso como personaje, nos será difícil mantener el rumbo fijo en el objetivo principal. Además, Ubisoft ha metido tanto esmero en que hasta el más insignificante diálogo nos llegue a importar, que seguro no querrás dejar de lado esa construcción de nuevo establo, herrería, las mejoras de tu aldea, rescate de nuevos aliados para sumar a tu numeroso ejército y por supuesto, el descubrimiento de tumbas en donde aparecerá equipo de alta rareza para usar y convertirte con el tiempo en una verdadera máquina de matar.
El sistema al estilo RPG se mantiene en Assassin’s Creed: Valhalla y seguramente los más clavados no descansarán hasta tener todas y cada una de las habilidades desbloqueada. Todas y cada una de ellas aportarán características distintas a Eivor, incluyendo el mejor manejo de armas, sigilo, agilidad al escalar y muchas otras cosas divididas en ramas que parecieran infinitas. He de confesar que en mi primera partida finalizada no logré hacerme de todas ellas y esa es, sin duda, una de mis mayores razones por las cuáles seguir jugando.
Por otro lado, el combate sigue el mismo estilo que Assassin’s Creed: Odyssey y Assassin’s Creed: Origins, basando los movimientos y ataques de Eivor en los gatillos, con uno fuerte y otro débil, además del siempre útil boton para esquivar y otro para contraatacar de manera perfecta. La cámara en esta ocasión se ubica de mejor manera sobre nosotros y la posibilidad de fijar enemigos te ayuda bastante a enfocarte en un solo objetivo, además con los jefes finales de cada zona nos será de mucha ayuda. Hablando de esto último, me encantó la manera de presentarnos a rivales más poderosos sin que se sientan fuera de lugar.
El mundo de Assassin’s Creed: Valhalla es simplemente hermoso, y es que como comenté hace unos días en mis redes sociales, desde Horizon: Zero Dawn no me sentía tan enamorado por unos paisajes nórdicos, llenos de nieve, auroras boreales, bosques, ríos, lagos y parajes intrincados. Además las texturas, efectos, particular e iluminación global están muy bien conseguidos, sobre todo si lo juegas en una buena PC (como en mi caso) o las recién estrenadas consolas de nueva generación.
Eso sí, Ubisoft parece no aprender de sus errores y por el camino seguramente te toparás con muchos bugs. Unos más graves que otros, y aunque en ocasiones resultan divertidos, en otras simplemente se me hicieron muy frustrantes. Esperemos que con algunos parches logren corregirlo para que sea una experiencia todavía más bella para quienes decidan afrontarla.
En conclusión, Assassin’s Creed: Valhalla logra con creces escalar varios lugares en la larga lista de juegos de la popular franquicia. Con un protagonista carismático que logra empatía con el jugador, un mundo encantador, mágico y vibrante, y una historia que te mantiene pegado al mando por horas, es uno de esos juegos con los que debes estrenar tu nueva consola, sí o sí. Una recreación casi perfecta de la cultura vikinga que te enamorará como una aurora boreal en tu camino.