A 30 años de que Masamune Shirow publicara el popular manga llamado ‘Ghost in the Shell’, Paramount Pictures ha decidido ofrecernos una novedosa y reinventada visión propia de la trama que básicamente, plantea la “reencarnación” de tu alma y mente en cuerpos mejorados. La idea que inclusive ha venido planteando Elon Musk en sus últimas conferencias, en la que la Inteligencia Artificial resulta necesaria para poder convivir con la creciente tecnología, deja de ser descabellada en la cinta que tiene como protagonista Scarlett Johansson. ¿Habrá hecho Hollywood un buen trabajo en su adaptación?
La trama de ‘La Vigilante del Futuro: Ghost in the Shell’ -como han decidido nombrarle en nuestro país- nos transporta a un futuro distópico que, como mencionamos anteriormente, brinda a la humanidad una nueva oportunidad de evolucionar en su mismo entorno con modificaciones robóticas que dentro del contexto se mencionan como “mejoras”. Consientes de esto, algunas organizaciones en busca del poder, experimentan con personas vulnerables tratando de armar su ejército ideal, yendo intransigentemente hacia métodos poco éticos y jugando con la moralidad del espectador. Importantes también son los cuestionamientos que constantemente se hace “The Major” (Scarlett Johansson) quien durante las dos horas de esta cinta deberá recobrar los recuerdos de su “Ghost” (alma) y descubrir la verdad que le ha venido atormentando desde su concepción.
Lamentablemente y tomando en cuenta este apartado es que el largometraje, que estuvo a cargo del director Rupert Sanders flaquea en demasía. Y es que, en su búsqueda de sorpresa y profundidad, resulta carente ante una primera hora poco reveladora y llena de momentos vacíos que a la postre nos brindan un nudo y desenlace apresurados en los que, si bien, existen un montón de giros inesperados, estos no cuentan con la suficiente atención ni dramatismo para hacernos como en su momento lo hiciese la obra original o hasta el anime lanzado en el 2002.
Si algo podemos destacar en esto, es que Paramount Pictures realizó un trabajo audiovisual dedicado meramente a las grandes audiencias que, seguramente no conocían esta serie de culto. El procesado constante de ideas podría resultar suficiente ante un público que busca encontrar respuestas ágiles y esto se ve reflejado en el avance del filme, aunque desafortunadamente el proceso es un tanto disparejo y en vez de complacernos a cada segundo, su ambición de ofrecer información a racimos es posiblemente donde encontraremos sus mayores defectos. Eso sí, el trabajo visual -del que hablaremos adelante – consigue enamorarnos fácilmente por lo atractivo y futurista que resultará para la audiencia de todas las edades.
Hablando a profundidad de The Major, quien desde el inicio causó conflictos internos en los fanáticos que buscaban que la interprete del papel tuviera rasgos asiáticos, nuevamente retoma el aspecto de los cuestionamientos morales desde su concepción. Y es que esta “androide” es la representación ficticia de otros similares como Wolverine y el Proyecto X. Las matices que la actriz inyecta al personaje se ven plagadas de inconsistencias que van más allá de su cultura o raza, luciendo un tanto forzadas inclusive en su andar y reaccionar, o hasta recordando otros papeles de la misma. ¿Alguien dijo Black Widow? No obstante, el origen de las cosas también nos pondrá a reflexionar en momentos sobre la bondad o maldad de cada uno de los personajes y es posible que después de haber terminado de verla todavía se sigan preguntando quién estaba en lo correcto.
De manera apropiada el “antagonista” del largometraje es acertado y aunque consideramos le hicieron falta más minutos de protagonismo, en los pocos que aparece nos deja claros sus ideales así como la misión de su existencia. Más allá del cliché de venganza o dominio mundial, este personaje desarrollará una trama aparte que, aunque deja de ser relevante en momentos, provocará que sintamos empatía por él aún en el final.
Por otro lado, la visión que se otorgó al reparto es bastante limitado y a pesar de que, como ya hemos mencionado anteriormente, las reflexiones existenciales no faltarán, estas a veces pareciesen haber sido sacadas de dramas para adolescentes y no de una androide sometida al terrible experimento que vemos en varias ocasiones a manera de flashbacks o “bugs”. Ghost In The Shell recae demasiado en berrinches de jovencita, que dista de lo que conocemos del universo de las máquinas que Shirow nos pintaba; uno con más pesimismo y madurez que seguramente resultaría menos comercial y posiblemente hubiese agradado más al nicho ya fanatizado.
Técnicamente La Vigilante del Futuro: Ghost in the Shell es realmente sorprendente, y más aún si deciden experimentarla en formato IMAX. El trabajo casi artesanal de post-producción y el involucramiento de personal que participó en la primera cinta animada se nota al ver tributos por todos lados y lugares que a simple vista reconocerán; eso sí, con una gama de colores vistosa y “viajada” que no parará de deleitar nuestras pupilas aún en transiciones bruscas, tan necesarias para dotar de sensaciones vertiginosas a nuestros “fantasmas”.
Los diseños de personajes y partes robóticas están muy bien cuidados, y tanto las texturas como su desenvolvimiento en el entorno recrean una experiencia audiovisual creíble y convincente en la que pocas veces notaremos el uso de pantallas verdes o superficies planas ficticias. Los paisajes urbanos de esta película también te dejan lo la mandíbula en el piso y estamos seguros que en más de una ocasión perderán el foco de la atención por unos instantes por ponerse a admirar los efectos de partículas, o edificios “vivientes” con publicidades en movimiento, al estilo de “Volver al Futuro” y su emblemático cartel de “Jaws 19”. El audio en general también es bueno y las mezclas sonoras, en conjunto con los efectos de disparos o explosiones dentro o fuera, producen vibrantes sensaciones que se ven aderezadas en la edición de diálogos en relación al movimiento de labios.