Zhang Yimou, conocido por los fanáticos del cine por su trabajo en filmes como ‘Coming Home’, La casa de las dagas voladoras o To Live, llega a un mercado un tanto más amplio gracias a ‘La Gran Muralla’, largometraje distribuido a nivel mundial por Universal Pictures que busca enamorarnos con la característica más importante de este director: la espectacularidad visual. ¿Lo habrá conseguido?
La Gran Muralla sin duda es una perfecta muestra del trabajo audiovisual que ha adquirido Yimou a través de su carrera. El fanatismo que el director profesa a otras grandes producciones, como El Señor de los Anillos o Guerra Mundial Z se ve firmemente reflejado en las casi dos horas de duración con las que cuenta el proyecto protagonizado por Matt Damon. Las coreografías de pelea en conjunto con las dosis de acción están perfectamente coordinadas y además de llenarnos de adrenalina, tampoco dejarán de maravillarnos con la atención que se le pone a cada personaje, ya sea protagónico o extra; todos ellos tienen momentos brillantes que dejarán muchas mandíbulas en el piso.
La trama de La Gran Muralla enfrenta constantemente el cliché legendario del bien contra el mal, añadiendo tintes políticos y crítica social construida con base en esta “edificación” detrás de la que la humanidad se encuentra recluida, ofreciendo así distintas opiniones que de inicio ayudarán al debate interno que estaremos lidiando. Al aparecer William Garin (Matt Damon) los acontecimientos darán un giro de 360° con el descubrimiento de una nueva amenaza milenaria a la que ahora se debe hacer frente y dejar inclusive la vida por el bienestar de una mayoría azotada por la incertidumbre y el miedo.
Por otro lado, esta película destaca por el gran trabajo y aportaciones de personajes femeninos, que desde los primeros pininos de Zhang Yimou han venido demostrando quién es el sexo fuerte, lo cual también es contrastante con las convenciones sociales chinas, y el empoderado dominio masculino en aquél país asiático. La diferencia respecto a los proyectos iniciales del ya mencionado, es que en La Gran Muralla se les da poca importancia a las razones de pelear o las motivaciones que tienen cada una para seguir adelante en el épico enfrentamiento, y aunque en ocasiones lo hacen notar en cortos diálogos, estos resultan un tanto forzados y poco creíbles.
Las actuaciones e inclusión de reparto occidental ven beneficiado el trabajo artístico realizado y la producción, de la mano de Universal Pictures también se nota en los rebosantes momentos repletos de adrenalina. La madurez en estos detalles y la inversión realizada dan una gran sensación de respaldo, como podemos apreciar en los rivales directos del largometraje. Y sin duda, tener a Matt Damon a la cabeza es siempre un gran aliciente para cualquier proyección en la gran pantalla. Importante también es visualizar a otros actores de la talla de Willem Dafoe, Pedro Pascal y Tian Jing creyendo tan de lleno en lo que están haciendo y consiguiendo transportar al espectador a lugares devastadores y un tanto menos acertados dramas que llegan a interrumpir el núcleo principal de la trama.
Técnicamente, y como ya hemos mencionado brevemente, la paleta de colores que veremos es impresionante y las imponentes secuencias de acción están tan bien realizadas, tanto a manera presencial como en post-producción, que cada rincón de batalla se siente orgánico y magnífico, así como en armonía con cada toma. Las tradiciones chinas, como la escena de los globos iluminando el cielo, son parte también de la perfecta labor en este apartado. Eso sí, en momentos se decuidan ciertos detalles fuera de foco, como el texturizado de las criaturas que se encuentran al fondo o inclusive se vuelven demasiado obvias las partes que fueron grabadas en “piso”.
La banda sonora de La Gran Muralla es muy buena y aunque no alcanza la grandeza de maestros de la composición épica, como Hans Zimmer, sí que nos atará a cada segundo en que aparece. Los temas están tan bien sincronizados con lo que vemos, que la experiencia audiovisual será bastante grata. De lado de los efectos, no resultan tan realistas como esperamos y aunque el tinte “medieval” es evidente, las armas que se desenfundan en cruciales ocasiones no sentimos suenen como deberían.