Para escuchar de fondo:
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=AnxpBK9j_KM]
- Tema: Death
- Banda: Blutengel
- Álbúm: Schwarzes Eis
Recomendación horaria de la lectura: nocturna
No existe un horario específico. No hay un día en especial. Sólo ocurre. Es algo que nadie podrá evitar.
¿Alguna vez te has preguntado cómo te gustaría morir? Hay a quienes les gustaría sufrir una muerte tranquila y silenciosa. Sin dolor, lo ideal. Pobres de nosotros, llevamos una vida de maravillosos excesos y se nos olvida que el cuerpo nos cobrará factura en algunos años. Aún así, seguimos deseando una muerte “ideal”.
¿Por qué no mejor anhelar ver, por quince segundos, nuestro propio cuerpo decapitado? Observar cómo se derrama la sangre por nuestros cuellos hasta que el cerebro se desconecte por completo. Podríamos nadar. Dejar que nuestro cuerpo sea sumergido por una ola, sin poder hacer menor intento por subir. Sentir el ardor en las fosas nasales y en los ojos. Escuchar las patadas de los pulmones que piden tortuosamente oxígeno y que a cambio reciben agua.
¿Por qué no mejor vivir la vida loca y manejar cualquier vehículo en exceso de velocidad? Encontrar una fama de cinco minutos en la prensa o en el noticiero local. ¿Morirías tú o causarías la muerte de alguien más? Quizá podrías ser tú la víctima de cualquier accidente, tener la desdicha de “sólo cruzar por ahí”.
¿Buscarías el placer y la muerte al mismo tiempo? Que excitante sería practicar el coito y encontrar a la muerte justo en el clímax, le petite mort.
No es que me atreva a recrear un top ten con las mejores formas de suicidio y/o homicidio. Son meras acciones que se llevan a cabo por coincidencia o por un rumbo destinado, cómo le quieras llamar.
Bien dicen que cuando te toca, aunque te quites y que cuando no te toca, aunque te pongas. Es maravilloso presenciar tu vida en unos segundos, justo cuando resbalas, cuando caes, cuando te desmayas. Hay una frase que nos ronda en la mente en esos instantes y es: Ya valió. Lo mejor es despertar de esa ilusión de falsa muerte, de esa resignación y ver en los demás tu propia cara de espanto. No tienes color, te enfrías y en ocasiones te cuesta trabajo respirar. Pero después sonríes, das gracias (a Dios, a los santos, a lo que pase por tu cabeza en ese mugroso momento) y te burlas de ti mismo, de tu estupidez. Pero nunca te terminas de engañar. Sabes que la muerte dolorosa o no, repentina o no, te estará rondando. Y vuelves a repetir ese episodio de angustia, de ansiedad, de desesperación…
Karla G. #Beatsfromthe Hell