Tras su participación en la trilogía del Caballero de la Noche, que fuese alabada por la crítica, Cristopher Nolan se había encontrado realizando largometrajes como El Origen e Interestelar, que en conjunto con su particular visión buscaban acomodar “piezas” de un universo confuso que a final de cuentas terminaba desembocando en consecuencias compartidas, sin embargo estas últimas no resultaban enteramente satisfactorias. Con Dunkerque, el aclamado director busca aplicar todos los años de enseñanza que carga consigo y lo consigue de manera sublime. ¿Por qué te decimos esto? Entérate en nuestra reseña.
Dunkerque, para todos aquellos que se encuentran alejados del mundo real, es una película bélica que nos narra una parte ínfima del conflicto generado en la ciudad portuaria con el mismo nombre. En ella veremos tres perspectivas distintas de un mismo problema, destacando pilares distintos como lo son: tierra, mar y aire. Cada uno de estos con sus propios dilemas morales, decisiones por tomar, actitudes para reflejar y hasta algunas trivialidades que resultan comprensibles ante el conflicto generado por la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que en un inicio la trama de la cinta pareciera confusa, conforme el tiempo pasa los cabos se acomodan donde deben, ofreciendo al espectador una de las mejores películas que hemos visto este año y quizá en la historia del cine.
Uno de los mayores aciertos que tiene Dunkerque es la narrativa que ofrece al público, llenándolo de ansiedad, tensión y adrenalina con tomas cerradas sin prácticamente ningún diálogo, o pocos de ellos, mismos que saltan a cuadro en momentos acertados para complementar la experiencia audiovisual de la película. Es increíble la manera en que el director ha conseguido capturar las expresiones, temores, enojos, desdichas y celebraciones de nuestros variados protagonistas al emitir puntuales indicaciones sobre sus ideales y visión en todo momento. Claro que, a pesar de que toda la cinta pareciera estar filmada en una sola toma sin parar, Nolan constantemente se encuentra cambiando la perspectiva de la acción para concertar una mejor apreciación de todos los bandos que él consideró para la realización de su proyecto.
La llamada “Operación Dínamo”, famosa en los libros de historia por conseguir el rescate de más de 200,000 soldados británicos y más de 100,000 franceses y belgas; la piel de nuestros principales actores es recreada por sus excelsas actuaciones, en donde actores de la talla de Tom Hardy (El renacido, Legend, Mad Max: Furia en la carretera), Mark Rylance (Mi amigo el gigante, El puente de los espías, Wolf Hall), Kenneth Branagh (Mi semana con Marilyn, Hamlet, Enrique V), Cillian Murphy (En el corazón del mar, Peaky Blinders, Origen) y James D’Arcy (Agent Carter, El destino de Júpiter) y hasta Harry Styles (Glee) desempeñan labores únicas en apartados distintos, consiguiendo que el público se identifique con ellos y sufra o se regocije con su labor en todo momento.
Los efectos especiales, que para esta ocasión dejan de lado -casi en su totalidad – el CGI, aportan momentos excepcionales que pocas producciones de esta talla pueden presumir. Es en verdad sorprendente la manera en la que Cristopher Nolan consiguió captar explosiones, balaceras, hundimientos y hasta rescates sin ningún tipo de ayuda de un equipo de post-producción a computadora, ayudando a la inmersión de quien presencia su obra para bien. Es de destacar también las locaciones elegidas durante la producción de Dunkerque, trasladando la filmación a esta región del mundo, para aprovechar así sus ambientes naturales y marítimos encantadores y clásicos. De igual manera, la fotografía ofrece detalles fascinantes de cada uno de los aspectos que integran Dunkerque en una misma atmósfera consistente, creíble y humana.
Por otro lado, Dunkerque se ve favorecida también por un apartado de vestuarios y maquillaje que resultan convincentes a pesar de la modernidad que sus tomas en IMAX proyectan. A pesar de no observar grandes cúmulos de personas en los escenarios, la composición de sus apariencias resulta satisfactoria aún para los más sabios conocedores de hechos históricos, como la batalla de Dunkirk que se efectuara en 1940. De igual manera, el armamento utilizado, así como los tanques, avionetas y hasta camiones cuentan con pintura propia de cada facción y esta será fielmente reconocida y aceptada por los más quisquillosos. El trabajo de investigación realizado por Nolan y su equipo de trabajo es, sin duda, uno de los pilares que ayudan a que esta obra se convierta en la maravilla que es.
La banda sonora de Dunkerque está compuesta por un viejo conocido de Nolan, Hans Zimmer, quien con sus estruendosos sonidos logra mantener al espectador al filo de la butaca. Para esta ocasión las melodías que resuenan en las salas de cine, son un tanto más refrescantes y bélicas que como acostumbra este compositor, y en ocasiones nos costará creer que vienen directamente de la mente de Zimmer. En conjunto con esto, los sonidos ambientales han sido capturados con técnicas que proporcionan un adentramiento pocas veces visto en el cine, y pensarás que te encuentras directamente en el conflicto, llegando hasta a hacerte soltar con su estruendo tan bien tomado.