M. Night Shyamalan ha sido desde siempre una personalidad con visión y capacidad únicas para transmitir ideas y convencer a un público específico de las creencias e ideales que el director tiene con respecto a la vida y el criticismo urbano en el que vivimos. A pesar de que algunas de sus obras resultan menos comerciales e inentendibles para las grandes masas, ‘Split’ (Fragmentado) logra enamorarnos por su enorme desarrollo de personajes y una trama pocas veces vista. ¿Qué la hace tan grandiosa como dicen por ahí?
Como menciona el título de nuestro análisis, Fragmentado nos cuenta la historia de Kevin, un “demente” que tiene un peculiar problema de personalidad; 23 distintas versiones de su existencia, algunas de ellas pacíficas y cordiales, y otras tantas con ganas de salir y expresarse a través de métodos violentos, tanto para el propio Kevin como para el mundo que le rodea. La historia de tres adolescentes se verá entrelazada con nuestro protagonista, quien decide secuestrarlas para satisfacer a “Dennis”, quien ocupará el protagonismo ante la desventaja de las demás versiones del personaje interpretado por James McAvoy. El gran trabajo actoral -del cual hablaremos más adelante- es parte fundamental de toda la trama del filme, destacando al reconocido “Profesor X” quien satisfactoriamente juega con su talento de interpretación y las matices que ofrece al espectador.
La trayectoria de M. Night Shyamalan en cintas del calibre de El Sexto Sentido, o Unbreakable son indudablemente notorias en este nuevo proyecto del director y aunque su historia es totalmente distinta, toma elementos de estas, como la capacidad de hablar con los fantasmas o la inclusión de “súper poderes” a los personajes. Claro está que la madurez del ya mencionado hace todavía más evidentes los distintos puntos de inflexión, y logra perturbar nuestras mentes con escenas un tanto retorcidas y terror psicológico expresado a través de expresiones físicas, gestos faciales y hasta simples diálogos que encajan a la perfección con el mensaje que se nos transmite, sobre todo con la particular revelación final que se nos hace, y a la que nos hemos venido acostumbrando desde los inicios de Shyamalan.
El excelente trabajo al seleccionar el reparto de la película resulta fundamental, y tanto James McAvoy, como Anya Taylor-Joy, Betty Buckley y Jessica Sula resultan creíbles y entrañables, a pesar de que esto pudiera resultar contraproducente. Entrañables también son las frágiles personalidades de nuestras chicas en apuros, así como los momentos de decadencia interna que el protagonista llega a tener; todas ellas perfectamente distinguibles y asombrosas por igual. El gran trayecto audiovisual, la edición apropiada y la selección de escenas convierten a Fragmentado en una verdadera pesadilla psicológica que querrán ver en más de una ocasión, ya sea en la sala de su cine favorito o la comodidad de su casa cuando sea lanzada en formato casero.
Algunos saltos del pasado al presente podrían parecer absurdos y sin sentido, sin embargo el director tiene todo perfectamente planeado y estar atento a lo que ocurre es imprescindible para disfrutar plenamente de este “Split” de emociones. El involucramiento con el público es de aplaudir y sin desearlo se encontrarán fabricando posibles soluciones para que las tres niñas -no tan- indefensas escapen de eso que llaman “La Bestia” y de la cual no hablaremos para que ustedes mismos se den cuenta de la maravilla realizada con este apartado específico.
La técnica de filmación utilizada para Fragmentado es bastante útil, ya que esos encuadres tan polémicos que buscan, llenan nuestra existencia de incertidumbre por lo cerrados que llegan a ser y lo mucho que muestran de quien está en cámara. Comparable es la experiencia de un videojuego que tú mismo manejas, alcanzando sentimientos vulnerables que M. Night Shyamalan transmite exitosamente y que no serían posibles de no haber jugado con la audiencia desde sus inicios en los años 90.
Técnicamente, Fragmentado posee una gama de colores en los que vemos principalmente grises, beige y café, que van bastante ad-hoc con la atmósfera de terror y nos atrapa constantemente al utilizar perfectamente juegos de luces tenues e intensas, en momentos específicos. Los exteriores “clásicos” logran retomarnos a épocas antañas y transportarnos a la cabeza de Kevin y sus 23 personalidades. De igual manera, la música elegida y sus composiciones resultan acertadas para lo que se refleja en pantalla por lo que no tenemos de otra que aplaudirles a sus encargados.