Corazón Films nos sorprende con una de las producciones más anticipadas de su catálogo para el 2017; dada a conocer durante Fanaticon, donde pudimos conocer a los actores que darían vida a sus personajes, Guardianes ha tenido una de las campañas publicitarias más grandes de la distribuidora que, constantemente busca satisfacer al público mexicano con distintos largometrajes que para nada tienen que ver entre sí. Esta producción de origen ruso, gozó de gran aceptación en aquel país, al resaltar una historia conocida, y añadiendo un par de elementos populares, como lo son los súper humanos.
Para quienes hayan vivido debajo de una piedra, Guardianes nos cuenta la historia de cuatro distintos “héroes”, que durante la guerra fría sufrieron de alteración a sus códigos genéticos, en búsqueda del súper soldado perfecto que al final serviría como pretexto para crear un ejército imparable a cargo del general Nikolay Dolgov. Como era de esperarse, tras algunos intentos fallidos de controlar a nuestros protagonistas, estos deciden alejarse de su creador con intención de no ser partícipes en una fechoría sin solución para la población global.
Unos años después de esto, nos encontramos en la Rusia actual. La amenaza de Dolgov sigue presente, y sí, la misión de la organización de los “Patriotas” es encontrar a estos humanos con poderes asombrosos para detener los planes de dominio mundial de este deforme e incontrolable ser. ¿Les suena familiar? A pesar de que en ocasiones, el director Sarik Andreasyan busca despegarse de los estándares del género, impuestos por producciones Hollywoodenses, casi todos los acontecimientos que observamos resultan extrañamente familiares. Esta organización que busca la paz mundial, es curiosamente muy similar a la formada por cierto personaje con un parche en el ojo, que prefiero no mencionar.
Tras unos minutos de introducción, esta cinta nos presenta a los grandes personajes que emprenderán una misión con el afán de salvarnos a todos: Kseniya (Alina Lanina), con la habilidad de hacerse invisible y soportar temperaturas demasiado altas o muy bajas, ya que su cuerpo no resiente la termodinámica propiciada por elementos externos. Khan (Sanzhar Madiyev), que en apariencia es un tanto parecido al fiel compañero del Capitán América, Bucky Barnes, pero en sus entrañas cuenta con una súper velocidad mortal para enfrentar a sus enemigos. Ler (Sebastien Sisak) es capaz de controlar las piedras, habilidad que ha perfeccionado al encontrarse relegado en un monasterio en donde pronto terminará la calma que pensaba tener y por último, pero no menos importante, Arsus (Anthon Pampushnyy), o el hombre oso que seguramente llamó su atención en algún promocional. Todos ellos, en conjunto, unirán sus distintos atributos para alcanzar el final feliz tan característico de este género.
Las actuaciones en Guardianes, son convincentes, a pesar de que el guión no para de externar clichés en cada frase. Sorprendentemente, el casting elegido para la ocasión sabe dotar de personalidad propia al personaje que le toca interpretar y gracias a ello, la película fluye de una manera un tanto más orgánica de la que podíamos haber esperado. A excepción de un par de momentos que buscan ser dramáticos sin éxito y de las contadas apariciones que tiene el villano, consideramos que el desempeño general en este apartado fue bueno a secas. Las expresiones faciales y close-up que realizan a ellos constantemente ofrecen una mejor perspectiva de la situación y el cómo se está viviendo para cada uno de ellos, aunque hubiésemos deseado un tanto más de escenas entrañables que nos hicieran desear volver a ver a estos muchachos peleando por ahí.
Las coreografías de batalla son un poco flojas, y a pesar de que ponen en contexto la acción de la secuencia, muchos de ustedes sentirán que en realidad no está existiendo un conflicto real al no apreciar la intensidad necesaria para el mismo. Por otro lado, al observar explosiones y ataques aéreos o en tanques con forma de Metal Gear, sufrimos de la misma carencia de emoción que con la presencia de actores reales. Quizá un poco de ensayo previo a la post-producción le hubiera caído bastante bien a un elemento fundamental en los filmes de este estilo.
De la mano del último tema de esta reseña, el CGI de Guardianes en ocasiones flaquea, teniendo como ejemplo claro las transformaciones de Arseus en oso. Hay escenas en las que lo visual decae demasiado y aunque queremos dejarlo de lado para enfocarnos en otras cosas, la fotografía nos obliga a poner atención a sus carencias. Claro que, para nada es de reprochar, ya que esta película ha contado con un presupuesto mucho más recortado que lo visto en Marvel o DC Comics, y realmente aplaudimos los esfuerzos puestos para dar vida a los protagonistas, sin embargo no podemos dejar de lado este apartado que esperamos sea retocado en la potencial secuela. La edición de algunas escenas también es un tanto inconsistente, pero esto solo lo notarás si eres demasiado observador.
Los efectos de sonido tristemente son pobres y tanto las explosiones, como disparos y demás efectos de sonido no están conseguidos. Quizá sea que estamos demasiado acostumbrados al realismo de otras cintas, como recientemente hiciera Dunkerque, pero al esperar detonaciones realistas nos vamos a quedar con las ganas. Por otro lado, el doblaje al español latinoaméricano es bastante bueno y si son fanáticos de las series noventeras de súper héroes, seguramente conseguirán reconocer a uno que otro actor reconocido de las mismas. Claro que nos hubiera encantado poder ver Guardianes en su idioma original, pero también agradecemos el esfuerzo puesto en su adaptación, además de hacerla más accesible para el público infantil y sus familias.
Agradecemos a Gamer Style y Corazón Films por la invitación para observar esta cinta el día de ayer, en una premier exclusiva.