“¿Abrir de nuevo un parque de atracciones donde varias decenas de personas han muerto a causa de los repetidos escapes de los más grandes depredadores que han pisado el planeta y que además nosotros modificamos genéticamente para hacerlos más agresivos e inteligentes? ¡Si, a huevo! Suena bien.”
Recordar es vivir. Parece que fue ayer cuando fuimos a las salas de cine para ver por primera vez a los dinosaurios caminar de nuevo por la tierra -aunque fuera ficticia- Hoy, más de 20 años después, llega ‘Jurassic World’, cuarta entrega de la saga y que promete devolvernos la idea inicial de la primera cinta. Y si, los acontecimientos nos regresan a la Isla Nublar, lugar donde transcurren los hechos de la película original, donde nuevamente una serie de empresarios han decidido reabrir el parque con la crema y nata de las especies que vivieron en el planeta hace unos 70 millones de años. ¿Les suena? Sin embargo, la pregunta ahora es, ante un mundo ya acostumbrado a vivir entre los revividos Dinosaurios, ¿cómo sorprenderlos? La respuesta: ¡Vamos a modificarlos genéticamente! Más dientes, más grandes y más agresivos. Y nosotros gritamos de la emoción.
La acción a lo largo de toda la cinta tiene un excelente ritmo, los efectos como siempre son grandiosos y los escenarios presentados te hacen desear estar ahí. Y si bien la idea de un MegaVelociraptor-Rana-Calamar, que se sabe camuflar, cambiar su temperatura corporal y además es más inteligente que un estudiante de Conalep promedio, es un tanto exagerada -cercano al ‘¡Ay, no mames!’-, en una historia como la de Jurassic World, termina funcionando y bastante bien. La malvadísima Indominus Rex es una maquina de matar y te la crees. Es amenazante, agresiva, poderosa y ruge cabronsísimo. Como tú mamá, pero con más escamas.
¿A quien le importan las personas? ¡Dinosaurios!
Las actuaciones humanas pasan a segundo plano en la historia. No es que Chris Patt, Bryce Dallas Howard y los demás lo hagan mal; simplemente son meros espectadores en un guión que solamente los utiliza como recurso narrativo, sin realmente profundizar en sus personajes. Mención aparte a Vincent D´Onofrio y su personaje, que podría ser nominado al villano más idiota e innecesario del año. “¿Utilizar velociraptors como armas? ¡No veo porque no! Suena seguro…”
Si quieres ver una historia profunda, llena de intrigas, giros en el guión; no la vas a encontrar en esta película. Jurassic World es para ver dinosaurios, grandes efectos, chistes medio pendejos, referencias a tu infancia noventera y mucha acción; si no vas con este idea, puede que salgas muy decepcionado de la sala y es mejor que te vayas a ver algo de cine experimental, “de arte” y de critica social; pero tú sabes que a pesar de ser todo lo profundo y pretencioso que gusten, jamás podrán tener una cosa: Un dinosaurio. Y menos un T-Rex.