Estamos ante un escenario cinematográfico donde todo mundo quiere presentar un “universo”, todos estos con el fin de centrarnos en alguna historia totalmente independiente de alguna franquicia ya presentada, como una especie de justificación de remakes o reboots para que puedan ser vistas como algo nuevo, estos “universos cinematográficos” tienen temáticas específicas, desde súper héroes como el MCU (Marvel Cinematic Universe), DCU (DC shared Universe), el SWEU (Star Wars Expanded Universe) y el que ahora nos compete: El Monsterverse.
Este último siendo el más pequeño por ahora, dio comienzo en el 2014 con Godzilla y posteriormente con Kong: Skull Island, abriendo un camino extenso en el que personajes de la segunda mitad del siglo XX regresen de forma épica con la tecnología con la que actualmente se cuenta para hacer filmes extensamente atractivos y maravillen al público actual como lo hicieran sus antecesores en su momento.
Es así que llega la tercera entrega del Monsterverse, Godzilla: King Of The Monsters, un trabajo que te deja simplemente aturdido, como si sobrevivieras a una cátedra de golpes cual boxeador profesional en el último round, un manjar de emociones dentro de tu cabeza, vaya, salir de la sala del cine sin poder pronunciar una palabra por todo lo que acabas de presenciar y todo para bien, es increíble el tipo de maravillas que pueden ser creadas en el cine actual hablando de la tecnología creada por computadora o CGI y un deleite para todo aquél amante de los Kaijus, que si bien quedaba encantado con los diseños de las botargas de las películas de esa época de auge ahora llegará sin duda a un estado de éxtasis cuando por fin pueda comprender lo que sus ojos perciben.
Después de los incidentes de 2014, el mundo ya no se siente como antes, el enterarse que existen Titanes en el planeta que puedan destruirlo cuando les plazca y que la raza humana no es más que una burla de especie dominante hacen que la organización científica Monarch luche contra el Senado y “tome el control de los monstruos” permitiéndoles estudiarlos e incluso protegerlos pues dicha organización cree definitivamente que estos gigantes están aquí para mantener el equilibrio en el planeta.
Así pues, la historia se enfoca en la familia Russel: Emma (Vera Farmiga) y Mark (Kyle Chandler). Emma vive con su hija Madison (Millie Bobby Brown) y trabaja para Monarch, fabricando un artefacto que utiliza la bioacústica para comunicarse con los Titanes e intentar evitar más catástrofes.
Pero como en toda historia, hay un lado malvado, un grupo eco-terrorista encabezado por el Coronel Jonah Alan (Charles Dance) que quiere obtener todos los conocimientos para liberar a las bestias. Es aquí cuando el caos se apodera de todo, se desata el infierno en la tierra y comienza la batalla más espectacular jamás vista en las películas de la gigantesca criatura.
Ante esto, nos adentramos a un mundo completamente impactante, en el que la catástrofe, la derrota y angustia se perciben, no precisamente en los términos explícitos sino en los actos de la obra, es decir, el espectador logra adentrarse inmediatamente en el Monsterverse y crear en él una variedad infinita de emociones donde lo único que pides es lucha y más lucha de Titanes. Algo que la cinta logra con creces y no es para menos pues al momento de enterarnos que cuatro de los Kaijus más famosos estarían presentes, todos presentíamos que sería algo épico.
Tener a Mothra, Rodan, King Ghidorah y por supuesto a Godzilla juntos en una película es un entero agasajo audiovisual, pues nos regalan escenas sublimes, apoyados de enfoques a cada uno que jamás se había visto, el entrar a detalle a cada uno te deja impresionado, es un CGI verdaderamente impecable, algo que el Director Michael McDougherty no dudó en ofrecernos, deleitarnos con cada uno de sus diseños y expresiones pero sobre todo sus sonidos característicos similares a los clásicos te dejan encantado, la verdad es que sólo quisieras que las batallas continuaran y no tuvieran fin ni que alguno fuese derrotado y es algo digno de destacar pues la película cumple en ese ámbito al ofrecer un amplio catálogo de escenas de este tipo.
Afortunada o desafortunadamente para algunos, las actuaciones de los personajes principales pueden quedar opacados ante gigantesca maravilla, refiriéndome así a que el motivo principal de la cinta – que es el mero entretenimiento- queda perfectamente representado y ; por el otro lado, que el trabajo actoral no brilla como se quisiera. Entre ellos sólo podríamos destacar a Millie Bobby Brown, Vera Farmiga y por muy forzado que parezca, a Ken Watanabe quien interpreta al Dr. Ishiro Serizawa.
Millie es una actriz que destaca principalmente por cada una de las expresiones que realiza, ese sentido de niña-adolescente que se maravilla por todos los aspectos “mágicos” que contempla, ese sentido de luchar sin rendirse (que también podría tornarse un poco absurdo si lo vemos como la vida real, en sentido de que seguramente una persona de su edad ante esa situación ya estaría escondida en un rincón temblando e implorando que todo termine) pero también el terror que puede llegar a sentir quedan bien representados, no es su mejor papel, pero tampoco es el más complejo que haya tenido que realizar para resaltarlo. Su despunte se debe también a que es la persona que más podría salir en el filme, ante esto, debe tomarse en cuenta que el cumplimiento de su rol así como su por su popularidad pueden ser razones a considerar.
Por su parte, Vera Farmiga también cumple al ofrecernos a una Dra. Emma Russel con ansias de ser reconocida, con cubrir la angustia y tragedia que ha pasado por su vida por un sentido quizá erróneo de lo que realmente pudo haber sido mejor.
A Ken Watanabe no lo vemos tanto tiempo en escena, debido principalmente a que el único objetivo del Dr. Sherizawa en la película es algo que ya había sido recalcado en la película del 2014, intervenir por Godzilla, justificando las acciones y convenciendo a todo que el monstruo está “de nuestro lado”. Un personaje sin duda alguna importante que debe ser distinguido por todo lo que ha hecho en el ámbito de la investigación.
Como se había mencionado anteriormente, este género está más enfocado en el entretenimiento que en buscar contar una buena historia como tal, sin embargo, hay que reconocer que la segunda es importante pues sirve como una base sólida que sostenga los argumentos presentados, los justifique y los relacione con lo demás y ante esto King Of The Monsters falla de una manera dolorosa.
En primer lugar porque es simple y sin complicaciones: Alguien que busca un modo de hallar la paz y otros que quieren hacer lo contrario, desatar la guerra. En segundo porque cae en los clichés de la persona que se arriesga con una acción para salvar al mundo, para denotar que los humanos no somos débiles ante nada y daríamos todo para proteger la vida. Y en tercero porque simplemente las escenas “humanas” tienden a tornarse largas y aburridas en varias ocasiones, innecesarias a grado de que sientes que la cinta que dura poco más de dos horas fuese de 3. Tal vez este último punto pueda ser justificado a que quedas siempre con ganas de ver más a los monstruos y no te interesaría ver más humanos ahí, pues desde los primeros minutos ya tienes un vistazo de uno de ellos.
Algo que también no podría tenernos muy conformes es ese tipo de receta que se ha tomado en este tipo de género tomado de Transformers, en el que el humano quiere interferir con movimientos militares que pretenden ser admirables pero que se sienten más bien absurdos o inútiles pues terminan no haciendo nada. Y si, las películas clásicas de Godzilla también lo tienen pero no son para nada comparables, sin embargo, toman esa esencia y te hace sentir en esa época dorada.
De esta manera quedamos ante dos criterios distintos, si eres de las personas amantes del género, que toma como más importante la acción por encima del guión, Godzilla: King Of The Monsters te dará eso y más, seguramente vas a terminar perplejo por un buen rato.
Por otra parte si quieres buscar una historia diferente, que te haga buscar un sentido a la vida, con enseñanza y reflexiones o gustos más exquisitos, en cartelera está disponible El sueño de Mara´akame, La Daga en el Corazón o Viviendo con el Enemigo.
Godzilla: King Of The Monsters le hace justicia a su antecesora, logrando satisfacer hasta dejar exhaustos a todos los asistentes que gusten del género y los Kaijus, con una gran cantidad de referencias u homenajes a las cintas de la segunda mitad del siglo XX que hacen aún más grata la experiencia audiovisual.
A pesar de su debilidad narrativa, es una de las mejores películas creadas de Godzilla, con una excesiva y excitante cantidad de acción que no deja más que esperar con las mismas ansias la siguiente entrega.
Godzilla: King Of The Monsters se estrena este 31 de mayo