Gracias a nuestros amigos de Warner tuvimos la oportunidad de ver Meg 2 el martes pasado y esta es la reseña que hemos preparado para ustedes:
Hablar de una película con tiburones gigantes que comen humanos es recordar lo que fuera en su momento la saga de “Tiburón” y justamente esta secuela tiene una gran esencia al respecto y no solo de Tiburón si no de otras franquicias como lo son Depredador, Alien, Duro de Matar, Jurassic Park, Piratas del Caribe, entre otras. Y no es malo si lo vemos como meras referencias para reforzar escenas clave dentro de la película.
La película retoma a nuestros personajes un par de años después de los acontecimientos de la primera parte, solo que ahora Jason Statham la juega de padrastro viudo (no indican que pasó con el personaje de Li Bingbing solo que ha muerto fuera de pantalla). Ahora con unos nuevos sumergibles y gracias a que han podido estudiar de cerca a un megalodón que han criado desde que que salió del huevo han desarrollado nueva tecnología que les permite bajar a “la Zanja” en mas de 20 ocasiones. ¿Entonces cual es el problema a resolver en este film? pues hay topos dentro de la organización y han estado minando ilegalmente minerales raros en la zanja y gracias a una explosión que se da durante la misión que se encuentran haciendo nuestros héroes 3 megalodones, entre otras criaturas prehistóricas, lograron escapar a aguas menos profundas. Todo esto mientras Statham y compañía tienen que lidiar con la traición de alguien cercano a su equipo.
Que al principio sus casi 2 horas de duración la hacen sentir medianamente interminable con una trama a medio cuajar donde Jason Statham ( Indestructibles, Megalodón) tiene que luchar entre pelear con gente que contamina el mar, ser padrastro y ser una de las caras de la empresa para la que trabaja. A esto le agregamos muchas situaciones que son ilógicas dentro de la física (o sea si, la película habla de tiburones prehistóricos que comen gente en la actualidad pero incluso hay ciertas cosas que pueden resultar ilógicas) como diálogos medio extraños. Es hasta el segundo acto y clímax del film donde todo mejora ya que pasa algo a lo que fuimos a ver, tiburones gigantes matando gente.
Y es justo este segundo acto lo que la hace atractiva y divertida. Se llena de comedia, acción, sangre, monstruos marinos luchando entre ellos para convertirse en el “depredador alfa” entre otras cosas que evitaremos comentar para que no vayan llenos de spoilers. Se nota a leguas que justamente la intención de este film es dejar de tomarse en serio para pasar a lo entretenido, mismo caso pasó con la primera parte que costó 150 millones y logró recaudar 530.2 millones. Situación que tiene medianamente difícil superar a esta secuela ya que le toca competir con Barbies y bombas atómicas, pero con un costo aproximado de 185 millones con recaudar el doble es mas que suficiente para sentirla un “éxito” y aprobar una tercera parte, porque si… hay un cliffhanger en la historia con un Megalodón hembra posiblemente preñado.
Si nos pusiéramos a criticar el performance dentro de las actuaciones de la película la haríamos pedazos porque pues siendo sinceros no son las mejores actuaciones del año, o de la vida tal vez, pero justamente en esas actuaciones no tan buenas, en esas situaciones ilógicas, en esa línea narrativa irregular se encuentra la magia, ya que en el momento en que dejas de tomar en serio la película, disfrutas las palomitas, tu vaso de refresco y te concentras en únicamente ver acción, sangre y tiburones gigantes es cuando le sacas el mayor provecho a la experiencia cinematográfica.
Es una película que recomendamos ver en el cine este fin de semana si es que ya han visto los blockbusters fuertes de esta temporada y quieren ir a pasarla bien un rato.
