Warner Bros. Pictures regularmente apuesta por producciones de gran calidad, que en cada estreno ven el aumento de sus ingresos en películas de alto renombre, como Kong: La Isla Calavera, Rey Arturo: La leyenda de la Excálibur y hasta Chips: Patrulla Motorizada Recargada, sin embargo la casa productora en esta ocasión decidió invertir en ‘Mío o de Nadie’, cinta que llega de la mano de la directora Denise Di Novi y que juega bruscamente con un montón de géneros que abarcan desde el drama hasta el terror -de cierta manera-. ¿Habrá conseguido un largometraje digno de sus tráilers?
Mío o de Nadie nos cuenta la historia de Julia, (Rosario Dawson) una exitosa editora que se muda a California con su prometido David (Geoff Stults), quien además funge como origen de todos los males al tener pasado en su haber, y contar en su vida con una hija y una ex-esposa un tanto loca; Tessa, a quien da vida Katherine Heigl. Si bien, sus guionistas David Leslie Johnson y Christina Hodson constantemente se encuentran buscando el camino adecuado para narrar los sucesos del “thriller”, también recaen demasiado en clichés molestos que además provocan sensaciones de hartazgo constantes, y un sabor final de pastiche al azar de otras características que ya tenemos bien conocidos los mexicanos, gracias a las telenovelas del canal de las estrellas.
De igual manera, los poco sorpresivos momentos de suspenso se ven opacados ante diálogos pobres que demeritan totalmente la labor histriónica de la que actrices como Dawson pueden ofrecer y haciéndolos recaer en temáticas conocidas, que provocan dejos de comicidad involuntaria en momentos que debieran expresar todo lo contrario. Las pobres interacciones entre personajes son también un desacierto que pudo corregirse al involucrarnos un poco más en las relaciones interpersonales que una nueva familia puede brindarte; Lily (Isabella Rice) está también demasiado desaprovechada y hubiésemos querido observar una mejor inclusión de su papel infantil en la trama, para así alcanzar niveles de terror un tanto menos ambiguos que quizá pudieron hacerla mejor de lo que es, o simplemente una producción digna de verse.
Di Novi, con todo y su novatez, se ve extremadamente ensimismada por casuisticas repetitivas y aburridas que no lograrán cautivar su atención en prácticamente ningún momento, y lo más seguro es que terminen realizando bromas o hablando de otra cosa con su acompañante -si es que lo tienen – o poniendo su mira en detalles que no debieron resaltarse tanto a manera directa, como los provocadores y sensuales atuendos con los que vemos a Katherine Heigl en prácticamente todas sus apariciones. Es demasiado notorio el poco trabajo que se realizó con el reparto y algunas de sus expresiones faciales, así como corporales, denotan también el insípido trabajo de realización en set que se debe tener en una cinta de este género, para al menos ofrecer al espectador efectos visuales dignos de espanto. Algunas de las escenas, por otro lado, recaen en lo absurdo al desplegar un toque “sexual” bastante pobre que sale sobrando totalmente.
Poco hay para recalcar entre las actuaciones de los actores invitados en Mío o de Nadie, cuando hasta su mayor talento se ve perdido ante un filme sin pies ni cabeza que en ocasiones pareciera no tener ganas de existir. Los tráilers que, curiosamente resultan atractivos, desafortunadamente muestran en ellos las mejores bazas de la cinta y aunque hubiésemos deseado que toda la película fuera tan buena como ellos, o de menos un tanto más intrigante, esto no sucede en ningún momento. El desenvolvimiento tan plano de cada uno de los involucrados claro que para nada es su culpa, y suponemos que su desempeño fue afectado más que nada por la ausencia de una batuta que supiera dirigirlos adecuadamente.
Los encuadres, así como fotografía de Mío o de Nadie recuerdan nuevamente a una telenovela mexicana que molestará a más de uno; locaciones encerradas, grandes mansiones, entrenamientos en caballo, hospitales y un montón más de clichés están presentes constantemente para recordarnos el ya de por sí monótono momento que estamos viviendo. No obstante, existen peculiaridades que sorprenden, como algunos sustos de sorpresa, pero que no cohesionan completamente al cambiar estrepitosamente la iluminación, utilería y hasta ambientación que de mantenerse de esa manera seguramente habría sido grata.