“Prepárate para una aventura esplendífica con Parque Mágico”.
De la mano de Nickelodeon y Paramount Pictures llega una historia de magia y fantasía, donde la misión principal de este viaje son las risas y diversión.
Dirigida por David Feiss, creador y director de animaciones de Cartoon Network como “La vaca y el pollito” y “Ren y Stimpy”, “Parque mágico” es una película que trata sobre la capacidad y valor de la imaginación de un niño, la importancia de la conexión y amor familiar pero también de la vulnerabilidad que esta tiene si se ve afectada por algún suceso trágico que pueda conllevar a la tristeza y por ende, perder la motivación e impulso de continuar creyendo en un mundo fantástico y lo más relevante, aprender a sobrellevarlo y continuar soñando.
June Baily (Mia Rubín-Legarreta) es una niña muy inteligente y creativa que, con ayuda de su madre (Andrea Legarreta) y mucha imaginación crean un parque de diversiones con juguetes y demás objetos dentro de casa, en él existen animales que son los organizadores del parque quienes además se encargan de mantenerlo, sobre todos ellos. “Peanut” (Mario Filio), un chimpancé de peluche al cual le susurra las nuevas ideas que se le ocurren y pueden ser la nueva atracción del parque. Lo curioso y mágico empieza de inmediato, en el momento que se da a conocer que el juego familiar es real y existe más allá de su imaginación.
La situación se torna un poco preocupante al saber que la madre de June está enferma y debe ir a un hospital lejos de casa para tratar su problema, es entonces cuando Baily, cambia totalmente su modo de ver la vida, de ser una niña alegre e hiperactiva, se aleja de sus grandes amigos, se preocupa demasiado por su padre y en ocasiones cambia radicalmente de humor.
Para lograr alejarse un poco de lo que está pasando, su padre (Erik Rubín) la convence de ir a una excursión escolar, sin embargo, mediante un método bastante divertido, June escapa del grupo y se dirige al bosque para regresar a casa, donde se encuentra al producto de la imaginación creada desde hace ya muchos años con su mamá, el “Parque Mágico” existe, pero es muy diferente al que ella recordaba. En él se encuentra a sus amigos anfitriones del parque: Greta (Carla Castañeda), la jabalí organizadora y líder del parque; Steve (Diego Sáenz) el puercoespín encargado de la seguridad; el oso Boomer (Francisco Landa), el más grande y adorable encargado del entretenimiento; los castores Gus (Luis García Postigo) y Cooper (Christian Martinoli), constructores y reparadores de las atracciones quienes están en busca de Peanut, la mente creativa del parque y quien ha desaparecido. Juntos deciden emprender la búsqueda de su amigo chimpancé para poder resolver y recuperar la alegría del lugar. Esto no será sencillo pues se encontrarán con hordas y hordas de Chimpanzombies, pequeños muñequitos de peluche tiernamente malvados que han sido poseídos por “la oscuridad”, entidad causante de la perdición del parque y quienes harán difícil su camino a la solución.
La cinta es divertida en muchos momentos y logra que el espectador pueda crear una empatía con alguno de los personajes, sin embargo, podría pecar del exceso de positivismo en ella, algo que está bien para el público a quién va dirigido; a pesar de ello, también podría incluir ciertos argumentos más complejos para el adulto que acompaña a sus pequeños a la sala, con el fin de que al salir, tanto niños como mayores, se sientan contentos y además estos últimos obtengan un poco de enseñanza que intenta plasmar la cinta: No impedir que los infantes imaginen, sueñen y se ilusionen, sino al contrario, estimular su capacidad creativa e incentivar la convivencia familiar.
“La oscuridad” es una representación de un vacío en el corazón que puede presentarse en un niño que va perdiendo la alegría por algún motivo -en este caso la enfermedad de su madre que obliga a esta a alejarse por un tiempo- y no logra, aún encontrar consuelo a su tristeza hasta que se da cuenta que hay cosas más allá de ello, otra manera también de plasmar el apego.
Algo por lo que se apostó en esta película era que el doblaje estuviera dado por una familia de verdad, con el fin de poder sentir con solidez la conexión entre los personajes y entenderlos mejor y sorprendentemente funciona, a pesar de las fuertes críticas por elegir a la familia Rubín-Legarreta, de quién Mía es la que mejor ejerce su papel. Son creíbles sus emociones y lenguaje, además de inyectar ese sentimiento positivo que irradia el personaje en la mayoría del filme. Entre las sorpresas que nos da la proyección también encontramos la participación de los periodistas deportivos más divertidos e ingeniosos de la televisión mexicana: Christian Martinoli y Luis García quienes tienen total libertad en el manejo de sus personajes, algo que sin duda realza la diversión e ingenio del dúo dinámico a quiénes les dan vida con su ya característica voz.
La música corre por parte de Steven Price (Gravity; Baby Driver, entre otras) quien logra plasmar los momentos de magia, ilusión y felicidad con sus melodías, se siente además la curiosidad de encontrar un lugar maravilloso, sin dejar de lado los momentos de peligro que no pierden la esencia de estar en algún lugar encantado.
La fotografía de Juan García González nos regala momentos gratos, el tomar el paisaje lleno de encanto en la mejor perspectiva posible además de tomas en situaciones de acción que se retratan perfectamente sin perder algún detalle.
Desafortunadamente, permanece ese sentimiento de haber visto a ciertos personajes en algún otro lugar, la similitud de algunos hace pensar que la mente creativa de los realizadores quedó atorada en algún sitio. A pesar de ello es una película que funciona, es entretenida, divertida y graciosa que motivará a los niños a la aventura y explorar lo que su mente puede ser capaz de crear.
Estreno: 11 de abril de 2019