El manga creado por Kazuki Takahashi ha recibido numerosos productos que han convertido a Yu-Gi-Oh! en una franquicia de culto para todas las personas que nos relacionamos e interactuamos gracias al “friki” que llevamos dentro. La infancia de los contemporáneos se caracteriza también por un conjunto de recuerdos que nos llevan desde series como Hey Arnold! hasta el conocido anime de Yugi Muto. Hoy, a varios años de esto llega ‘Yu-Gi-Oh! El Lado Oscuro de las Dimensiones’, cuarta película en la saga que busca satisfacernos a base de nostalgia, ¿es hora del duelo?
‘Yu-Gi-Oh! El Lado Oscuro de las Dimensiones’ se ubica seis meses después del final de la serie original, donde tras la partida Atem (Yami Yugi) vemos a un Yugi Muto decidido a seguir su vida por separado y olvidar al faraón que le acompañó en tantas aventuras. Las relaciones interpersonales y cotidianas con sus característicos amigos siguen aquí presentes, y el haberle acompañado en su trayecto “milenario” denota un lazo fraternal, en el que los efectos y consecuencias pasadas fortalecen el trato mutuo que los acerca también a un final -un tanto trillado- que los llevará a separar sus caminos al graduarse.
El villano, en esta ocasión, será un viejo conocido al que nuestros amigos llaman Aigami, pero del cual no parecen recordar ningún detalle a pesar de haber estado en su misma clase por más de un año. Por otro lado, y en paralelo a esto, Seto Kaiba decide no rendirse ante ningún obstáculo y durante toda cinta se encontrará buscando fervientemente volver a enfrentarse con su más odiado rival. Ambas tramas, por separado, parecieran no tener ningún factor común hasta que la nueva amenaza se desata sobre la ciudad de Heartland. Para los fervientes fanáticos será un placer saber que, así como el largometraje animado nos deja confundidos en momentos, también contribuye a entender mejor los acontecimientos que no se nos explicaron al final del anime original y que, aunque son cortos, también resultan satisfactorios.
No obstante a ello, la línea histriónica y guion de ‘Yu-Gi-Oh! El Lado Oscuro de las Dimensiones’ es posiblemente el mayor defecto que encontramos, misma que busca retratar eventos pasados -como el torneo de Ciudad Batallas o aquellos épicos enfrentamientos ante Maximillion Pegasus-, lo cual podría ser bastante positivo si en el camino no se interrumpiera con una cantidad, a veces ridícula, de vistazos al pasado y en los que la atención al problema central parece ser dejado de lado para simplemente encontrar un pretexto para seguir efectuando combates con las populares cartas y el nuevo disco de duelos creado por Kaiba Corp. De igual manera, la utilización de la magia y otros elementos fantásticos no nos dejan demasiado claro el verdadero propósito del antagonista, que pareciera estar guiado por la venganza y el rencor.
Los enfrentamientos por medio de duelos, eso sí, resultan sorprendentes a la vista y es que muy característico a lo visto desde sus inicios, a cada segundo los protagonistas nos maravillan por la utilización del conocimiento de sus cartas, aplicando técnicas irreales que únicamente buscan dejar atónito al espectador con viejos y nuevos conocidos, como el Mago Oscuro, el Dragón Blanco de Ojos Azules, la Maga Oscura y unas cuantas adiciones que los fanáticos del Houkai Deck o Deck Cúbico, como se le conoce en nuestro país. Eso sí, las reglas aplicadas a la realidad del TCG (Trading Card Game) nuevamente se rompen sin piedad alguna y si ustedes son clavados del tema, constantemente se preguntarán cómo demonios invocaron a ese monstruo sin sacrificios o rituales de por medio; claro que la mayoría ya estamos acostumbrados, y si se dedican a disfrutar únicamente el espectáculo, no tendrán otra opción que disfrutarlo.
Técnicamente, ‘Yu-Gi-Oh! El Lado Oscuro de las Dimensiones’ está realizada con la última tecnología del mundo del anime actual y combina escenarios recreados en 2.5D, con sprites basados y frescos que sin duda nos transportan directamente a la época en que veíamos a Yugi en la TV, acompañados de nuestro plato de cereal. Téa Gardner Tristán Taylor, Joey Wheeler y hasta Ryo Bakura son bastante familiares y entrañables como siempre, aunque algunos de ellos han gozado de retoques bastante interesantes que para nada los diferencían de lo que conocemos. De igual manera, el remodelado de las bestias y efectos de las cartas mágicas o de trampa se agradecen en su totalidad, desplegando nuevas secuencias activables que sin duda quisiéramos existieran en nuestro mundo y que cada vez vemos más cercanas gracias a las capacidades de la Realidad Virtual y Aumentada.
El doblaje, también es un punto a destacar, y aunque no se trata de las voces originales en español latino, los organizadores del Konnichiwa Festival hicieron un gran trabajo al elegir al reparto que da vida a cada uno de los personajes y aunque en su mayoría cumplen, el más destacado sin duda es Aigami, quien se asemeja bastante a su contraparte en japonés y que sí, en verdad suena malvado. Por otro lado, algunos detalles como la sincronización entre los diálogos y el movimiento corporal de la animación se desfasa en ocasiones puntuales, sin afectar la experiencia general. Lo que sí notamos es que la saturación de gritos y algunos efectos sonoros es bastante elevada, pero esperamos sólo se haya tratado de un desperfecto en el complejo al que acudimos.